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Jueves 8, Febrero del 2018
3:00 a.m.
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Hay lugares a los que puedes volver solo con la misma persona por que guardan los más grandes secretos, por que son cómplices de cada momento compartido en ese sitio. Tus brazos fueron y serán mi lugar favorito en este mundo, extraño el poder sentirme vivo y seguro cada vez que me rodeabas con ellos.
Tu sonrisa es simplemente el mayor tesoro que guardo en mi corazón... Y aunque solo vivirá en mi memoria seguirá siendo el motivo por el cual algunas veces pueda volver a ser feliz. Te seguiré amando hasta que deje de latir mi corazón. Por que este amor se me quedó tatuado en el alma y en mi piel.
Mi paisaje favorito siempre será tu mirada, poder observar esos ojos café claro que me miraban fijamente y me decían te amo en cada cruce de miradas. Donde no importaba nada más que aquel silencio. Pero no era cualquier silencio ni mucho menos era un silencio incómodo. Era un silencio lleno de palabras mudas flotando por el aire que quedaban impregnadas en nuestras almas al contacto de tus manos con las mías cuando me acariciabas.
Todavía no logro borrarme tus besos. Borrarme tus caricias, tus recuerdos.
Desde que te fuiste siento frío, y me doy cuenta demasiado tarde que no quise hacer caso a mis instintos de que aquella vez era la última que estaríamos juntos
¿y si hubiera hecho caso? Creo que no te habría soltado nunca y hubiera congelado el tiempo en aquel último beso que marcó la despedida.
Ha pasado tiempo y aún sigo esperando tu regreso.
Estas tan cerca y a la vez tan lejos, tu orgullo es la condena de mis errores, es el karma de la vida por cada una de mis faltas.
Daría lo que fuera para que me dejaras amarte como antes.
Que me dejases empezar de nuevo.
Que rápido cabían las cosas, no es nada fácil para mí estar aquí si tú no te encuentras conmigo, simplemente me siento perdido.
Pero vamos, cuéntame todo lo que ha pasado. Cuéntame todo aunque me este destrozando por dentro el escuchar lo feliz que eres sin mi.
Te juro que voy a sonreír pues gracias a Dios no haz sufrido lo que yo durante cada día desde que te marchaste.
Agradezco cada momento que compartimos mientras pudimos hacerlo.
Es tan increíblemente sencillo la diferencia que marca cada caricia, cada abrazo y cada beso no proporcionados , cada te amo no pronunciado, cada mirada ignorada, cada segundo no valorado.
Al fin podré darte gracias por enseñarme lo que es amar aunque al final tuvieses que alejarte. Gracias por aparecer en mi camino y recorrer conmigo parte del mismo.
Me siento tan solo que deseo infinitamente que volvieras aunque fuese solo un momento y poder congelarlo, para que mis ojos guarden tu retrato y mi mente pueda comprender aquel adiós sin pronunciar pero dado por hecho.
Sabes, no hay nada que quiera más en este mundo que entregarte este escrito.
Pero no puedo, te haz ido.
Amor aquí se encuentra plasmada mi alma y mi sentir, y para mi delirio ésta será la carta que nunca recibiste de mi.
En fin, solo queda despedirme de ti cómo tu lo hiciste de mi.
Ya no te amo, mi corazón le pertenece a alguien más, no me busques que no me encontrarás, no me llames que no voy a contestar, déjame ser feliz ahora, ojalá me hubiera dado cuenta antes del daño que me hacías al cual yo me aferraba por amor, ahora vete, alejate de mi, y no vuelvas, no te lo quiero repetir.
Autor: Luis Sebastián León León
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