Liberación

Cartas al aire.
Capítulo II
Liberación.


Domingo 11 de Febrero.
2:18 a.m.
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Tal vez te parezca extraño que escriba después de tanto tiempo, ¿Hace cuanto que te fuiste? ¿6 meses, un año? Tal vez más o tal vez menos, no lo sé.

He dejado de contar los días desde que te marchaste, al  menos ya los  días se esfuman con rapidez.

¿Que si me dueles? Ya no, por fin logré dejarte ir.
¿Qué si te pienso o extraño? Me lo han preguntado tantas veces que se ha vuelto costumbre responder un tal vez,  a pesar del tiempo esa pregunta sigue carcomiéndome el alma pues no sé con certeza la respuesta correcta.
Joder, ¿A quien quiero engañar?
Claro que te pienso,¿qué estarás haciendo mujer?.



Pero la respuesta nunca llega.
Otras veces, me descubro sonriendo cuando me doy cuenta que estás lejos y fuera de mi vida, otras veces me descubro una lágrima,¿El motivo? miles de recuerdos, caricias, besos; alguna palabra al aire, alguna canción, pero sobre todo la luna que cada noche me recuerda que tuvimos  un gran amor, esa es la razón de mi respuesta incierta.

Aún recuerdo que me enamore de ti y por un largo tiempo vivimos maravillosos momentos. Recuerdo esas vacaciones, donde cada noche esperaba con ansias a que saliera el sol para ver  tus bellos ojos color café claro y decirte cuánto te amaba.

Sé que tú también me amabas o al menos eso creo , me lo decían tus detalles, tus sonrisas, tus miradas con las que nuestras almas se unían,  cada caricia con  la que nuestros cuerpos se unificaban cuando hacíamos el amor. No sé si fue verdad o solo una ilusión.

Pero la puta vida juega sucio , cada quien comenzó a caminar por un rumbo distinto. Aún recuerdo aquella tarde sentados en aquel sillón ese último y  amargo momento donde nuestras miradas se cruzaron para darnos cuenta que el adiós era inminente y  para que finalmente me fulminaras con un ya no te amo pronunciado al aire y atrapado por mi ser, ese fue un maldito  proyectil a mi corazón que perforó como una daga que se clava en  la pared.

Debo confesar, que a pesar de nuestra separación, nunca deje de buscar pretextos para saber de ti, preguntaba a tus amigas, llamaba a tu madre, era tanta mi estupidez que no me resignaba a la idea de  dejar de ser todo y convertirnos en extraños, extraños que compartieron la misma historia y también la misma cama tantas veces. Extraños con recuerdos en común.

Cuando al fin me acostumbré a la idea de estar sin ti, descubrí a una persona que había dejado en el olvido, alguien  que realmente me amaba, me descubrí a mí  ahí frente al espejo, con reflejos de tristeza, con el corazón hecho una mierda, con un futuro sin rumbo,  con la sonrisa falsa, con la mirada perdida.

 Creía que no estaba listo para soltar tu recuerdo, pero con un poco de esfuerzo por fin logre sonreír sinceramente  y al pasar el tiempo  mi corazón devastado logro liberarse de aquel sufrimiento, yo sabía que algún día me volvería a enamorar, pero nunca pensé que sería tan rápido, fue entonces que recordé a aquella chica.
Aquella chica, de sonrisa imnotizante, de mirada tierna y voz dulce, sí, ella, la chica que conocí un diciembre del 2013 y que por tibieza nunca me atreví a amar. A quien he visto un par de veces pero que me ha dejado maravillado en poco tiempo, ahí fue cuando volvió la ilusión a mi corazón.

Hace algunos meses que deje de  querer saber de ti,  deje de buscarte y también de extrañarte por que ella había opacado tu recuerdo.
Al diablo mujer, ya no sé nada de ti y ya  no tengo la necesidad de saberlo , simplemente ya no me importa.
Es a ella a quien debo mi liberación, a quien debo los vendajes de mi corazón. Es ella simplemente mi verdadero amor.

Y perdona que te escriba,  yo se que nunca leerás está carta, se que no sabrás de su existencia.
Y es que me siento libre escribiendo estás cartas dirigidas al aire.

Autor: Luis Sebastián León León

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